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Panorámica de la silueta de Sierra Elvira desde el Tajo del Sol (Sierra de Madrid) |
“En aquella hora la palabra España, tantas veces
destartalada en la boca del Caudillo, era una vieja melodía que los españoles
recordaban con tristeza y los intelectuales de izquierda solo pronunciaban
entre dientes, con gestos y miradas de arrepentimiento. Cuarenta años de
rodillo centralizador acabaron asociando en la mentalidad colectiva
regionalismo y libertad por un lado y unidad nacional y represión por otro, de
tal forma que en aquellos tiempos de tránsito, la nación española quedó
aparcada en beneficio de la provincia o región. La intelectualidad progresista
y la izquierda acomplejada contribuyeron más que nadie a esta disolución de
España, reducida a una mesa de construcción jurídico-política sin sociedad ni
cultura. Hasta tal punto las cegó Franco que todavía hoy muestran un infantil y
patológico rechazo a hacer una simple profesión de fe nacional en esa realidad
histórica abrumadora que es España. El discurso de la izquierda desvió en una
tácita aceptación de la palabrería del españolismo del 18 de Julio mientras se
tragaba, se traga, el sapo de los otros nacionalismos sin considerar sus rasgos
excluyentes ni su imaginario sentimental. Marx, que había escrito que los
trabajadores no tienen patria, se extrañaría de ver como en España la izquierda
contribuía a crear varias”.
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La intelectualidad progresista y la izquierda acomplejada contribuyeron más que nadie a esta disolución de España, reducida a una mesa de construcción jurídico-política sin sociedad ni cultura |
Extraído del libro: “Historia de España”
escrito por
Fernando García de Cortázar
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